2006/02/03

Villa Calamardo


Existen algunos lugares con una magia especial, con una especie de atracción inexplicable, una fuerza que nos atrae hacia ellos y nos impide alejarnos… Bueno, este lugar NO ES UNO DE ELLOS.
La alegría está vetada, sólo existen lamentaciones… no me gusta el almuerzo, no quiero participar, no me incluyan, no tengo… y así…
El Edén de la amargura, el walhala de las quejas, el Olimpo de la crítica destructiva… prefiero llamarle Villa Calamardo.
¡Vamos amigos! muera la amargura, bebamos de la copa de la alegría y el sano optimismo, embriaguémonos con el elíxir del amor fraterno y el cooperativismo…
NOooooooo…. no me gusta el almuerzo, no quiero participar, no me incluyan, no tengo… y así… de nuevo.
No hay mucho más que decir de los calamardenses, el más pequeño tiene más que ganados unos parrafitos por si sólo y a los otros… un Moai para cada uno.
Y sólo porque estos calamardos me caen muy bien, pese a que parece lo contrario y para que este lugar siga manteniendo su magia... no voy a decir donde queda.