2006/04/07

El menú nuestro de cada día...


No siempre las cosas fueron tan malas en el casino de nuestro glorioso Servicio Nacional de Astronomía.
Muchos recuerdan aquellos días en que la diaria visita a la hora de la merienda, era premiada con un jugoso filete de gacela o un trozo de lomo de rinocerente o... ¡el premio máximo! picadillo de trompa de elefante... todo esto acompañado por una ensalada de brotes de bambú del Kilimanjaro o batatas de Nairobi.
¡Qué tiempos aquellos!
... pero tanta maravilla no podía durar eternamente.
Primero, escasearon los elefantes, después los hipopótamos y rinocerontes... lo último fue la desaparición de los miserables venados (los postizos no cuentan).
Dicen que fue por un problema de gestión de la fauna nativa... ja ja
A otro perro con ese hueso
¿Quién podría creer que con nuestros infinitos recursos podríamos llegar a estas penurias?
Cada vez que recorro nuestros jardines, alcanzo a ver algunas gacelillas saltando entre los matorrales... ¿por qué desaparecieron de nuestro menú?
Las malas lenguas dicen hay algo muy oscuro y que sigue creciendo...
Pero no se crea que la carne ha desaparecido de nuestras comidas... lo que sí está desapareciendo y de a poco, es nuestra dotación de astrónomos más experimentados.
Bigar Zenda no aparece desde hace un mes, después lo siguieron Doro Ayoros (el muy intrigante) y el gordito Lijur Sabi. Cuentan que su desaparición está relacionada con una extraña peste antropo-bovina... aunque también podría estar relacionada con el sabor amargo de la carne que comimos anteayer.