2007/07/20

Carta a Fontanarrosa

Querido Negro: Con vos se fue un grande. Pocas veces he dicho ésto porque siempre intenté escapar a los lugares comunes, pero me animo a decirlo porque fundamentalmente son muy pocos los que merecen ese calificativo.Fuiste un tipo especial como todos imaginan. Un buen tipo, un genio humilde. Toda tu obra fue soberbia, una fiera impiadosa contra la mediocridad general. En lo personal siempre me encandiló ese amor incondicional por tu vida rosarina, tu familia, tus amigos; y aunque seguramente te hubiera convenido vivir en Buenos Aires, cerca de la redacción de los diarios, de las editoriales y en contacto con tus colegas, lo cierto es que jamás abandonaste Rosario. Dicen que uno es alguien en el lugar en que vive; quizá por eso los que no se van del barrio en épocas de vacas gordas es la que tanto se respeta y se quiere.Recuerdo que cuando di mi primer concierto importante en tu ciudad, en un lugar llamado Willy Dixon, mientras conversaba con los músicos en el camarín la puerta se abrió y entraste a saludarme. Hacía un tiempo que no te veía y sentí una inmensa emoción. La conversación giró en torno a "la novedad". Ahí mismo me contaste la decisión de darle pelea y aprender a dibujar con la mano izquierda desde cero. A partir de ese momento, en todos mis viajes a Rosario y casi como un ritual, te llamaba por teléfono y hablábamos un ratito de nuestras cosas. En circunstancias como éstas, me vuelvo a cuestionar por qué es tan compleja nuestra existencia, esa ruleta siniestra que hace que la felicidad dependa de quién sabe qué. Hoy se gana algo y mañana perdemos todo. “Negro”, algún día nos veremos nuevamente. Estaremos en un mundo sin brazos, sin piernas, sin cuerpo. Allí por suerte no habrá enfermedades y también, como en la tierra, seguiré estando orgullosamente agradecido de tu amistad.

Manuel Rodríguez "Gillespi"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lo parió...